¿Por qué se fue INTEL de Costa Rica?

LA MALICIA TICA
Ámina Di Emegrita

Muchos alegan que INTEL se fue por los altos costos en la facturación eléctrica y otros aspectos económicos.

PUEDE que sea posible, sin embargo, aunque al igual que la mayoría de las grandes transnacionales INTEL no es santo de mi devoción, por muchas de sus políticas, voy a exponerles la experiencia que tuve durante el año que trabajé con ellos.

A pesar de que INTEL se esforzaba en brindarle al empleado grandes beneficios con los que ninguna otra empresa en el país cuenta, por ejemplo se premiaba al empleado que teniendo automóvil usaba el autobús o que traía a varios de sus compañeros al trabajo en el suyo propio, participación de las acciones de la empresa, seguros de vida complementarios al de la CCSS, pago retroactivo del 70% o totalidad de los estudios universitarios, asociación solidarista, médico de empresa, gimnasio, uso de áreas verdes, comedores subvencionados, transporte gratuito desde las cabeceras de provincia o lugares estratégicos como San Ramón por ejemplo, paseos familiares, fiestas exquisitas, facilitación de equipo de cómputo para los que demostraran que lo necesitaban para desarrollar de mejor manera su trabajo y muchos otros que he olvidado.

En la mayoría de las ocasiones la cultura de mediocridad del tico afloraba a lo bestia.

A pesar de que en muchas de las sedes de INTEL alrededor del mundo, los empleados no deben marcar tarjeta para su entrada y salida ya que la relación laboral está basada en la confianza, en INTEL COSTA RICA resultaba indispensable este tipo de control, sobretodo en el área de manufactura porque la famosa hora tica, hace estragos en la producción de cualquier compañía nacional o no.

Empleados que se vivían quejando absolutamente de todo, teniéndolo todo. Si les ofrecían frutas al desayuno, era bien sabido que debían limitarse a dos por día, qué hacía el ingenio tico? Tomaban las dos frutas que les correspondía a su turno, pero esperaban a que cambiara el turno y ya no estuviera el guarda para tomar otras dos, por lo tanto, dejaban a muchos de sus compañeros sin su ración diaria, los que se quedaban sin fruta hacían berrinches épicos por la mediocridad de INTEL al no proporcionarles su ración diaria.

Cuando les facilitaban una computadora, simple y sencillamente si querían cambiarla por un modelo más nuevo o tener una extra, decían que “se les había olvidado en el autobús o en el taxi” y ahí estaba Intel ofreciéndoles otra.

Bastantes pasaban incapacitados por CUALQUIER COSA durante todo el año, pero desempeñando otros puestos en empresas familiares, mientras tanto era INTEL el que pagaba todas las cargas sociales y salarios de empleados fantasmas.

Resultaba común que los ingenieros “con espuela” robaran las ideas que los empleados nuevos y llenos de motivación sugerían para ser ellos quienes se quedaran con todos los premios y honores.

En la planta se las ingeniaban de todas maneras para robar los procesadores, ya fuera porque contienen oro o para vender la tecnología.

Los empleados más viejos, enseñaban a los más nuevos cómo “hacer trampa” en todos los procesos mecanizados para no tener que pesar o medir los procesadores y como siempre, si había un error, ya sabían cómo direccionar la culpa al anterior o posterior de su turno.

Muchos de los encargados de mantenimiento de las máquinas tenían unos quince minutos para reparar el problema, lo arreglaban en dos o máximo tres pero siempre marcaban los quince para tener doce minutos libres y que no pensaran que arreglar las cosas era tan sencillo.

Había que entregarles las órdenes patronales completamente selladas porque la diferencia de un colón entre un empleado y otro era motivo para que se desarrollara la tercera guerra mundial con demandas de todo tipo en el Ministerio de Trabajo aunque hubieran firmado un contrato laboral en el que aceptaban el salario que recibían puntualmente.

Los empleados alcohólicos y que se iban de fiesta, tenían la ventaja de ser “comprendidos por su enfermedad” llegando inclusive a recibir beneficios extra por su debilidad.

Muchos pasaban resentidos diciendo que trabajar en INTEL era un “mierdero” porque según ellos querían y merecían más pero haciendo el mínimo esfuerzo.

Los empleados directos veían casi como insectos a los subcontratados, de tal manera que los últimos pasaban con toda razón, resentidos por el trato de segunda categoría que recibían, aunque éstos también cometían sus abusos.

Mientras trabajé ahí, se les ofrecía a los subcontratados el café gratis, de repente, comenzaron a llegar con termos tamaño familiar para tener café para todo el día sin tener que levantarse de sus asientos o hacer fila y dejaban a muchos de los empleados directos sin el ansiado líquido.

INTEL le ofrecía los equipos que desechaba a diversas instituciones académicas para que hicieran un buen empleo del mismo, sin embargo, algunas de estas instituciones robaban descaradamente los equipos y los revendían generando ingresos que los convirtió en millonarios de la noche a la mañana.

Por eso y decenas de cosas que en este momento no llegan a mi memoria, es que pienso que INTEL más bien duró mucho en el país.

Siempre les resultará más rentable, estar en cualquier otro país en el que la cultura del robo hormiga, impuntualidad, resentimiento, exigencias y serrucha pisos sea menor que la del nuestro.

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