Asume la música como trabajo y pasión

EMELYN BALDERA. Santo Domingo.

Cuando Héctor Jiménez, conocido en el medio artístico como “La Batea”, comenzó a estudiar trompeta, nunca pensó que de este oficio viviría, no sólo él, sino toda su familia. Todo comenzó en San José de los Llanos cuando apenas tenía 11 años y desde entonces no ha parado de trabajar.

Lo suyo era la música popular. Antes de dar el salto estuvo en las bandas de música de su pueblo para luego entrar a esta experiencia de los grupos musicales. En definitiva, más de 25 años al lado de su instrumento preferido: la trompeta.

La historia de “La Batea” plasma la vida de muchos hombres y mujeres que descubrieron en la música un modo de vida que los absorbe y, sobre todo, los apasiona, aunque para ello han tenido que sacrificarse mucho. PAG. 10 Las agrupaciones se han nutrido de músicos de todo el país que descubren en lo popular la mejor manera de ganar dinero.

En muchas orquestas nacionales los músicos tienen más de 30 años, lo que los convierte en una gran familia. Un caso es el de Los Hermanos Rosario, adonde pertenece Héctor Jiménez. Casi todos sus músicos tienen más de 10 años de servicio en la orquesta.

La tarifas de los músicos varía, dependiendo de su destreza y de la orquesta para la que trabajen, además de las presentaciones que tengan. Los Rosario, Eddy Herrera y El Torito son de las orquestas más organizadas en ese sentido.

Ser músico es un oficio que dignifica y apasiona “Sin mi no hay fiesta”
Muchos son los hombres que cada día honran la palabra trabajo. En el arte, una parte importante lo son los músicos. De ellos depende que nuestros ritmos se sigan expandiendo y sobre todo enriqueciendo.

Son diversas las formas a través de la cual un joven o niño se hace músico o aprende a ejecutar un instrumento, sin embargo en nuestro país, la tierra del sabor, del merengue y la bachata (que ya no se puede obviar), en cada músico hay una historia que escuchar.
Es por ello que en este trabajo presentamos cuatro historias que corresponden a nombres conocidos para algunos y desconocidos para otros, que hacen valer el significado de la palabra trabajo. A Amaurys Colón, Héctor Jiménez, (La Batea), Ramón Aquiles Rosario e Isaías Leclerc, el contacto con la música les cambió la vida hasta el día de hoy.

Héctor Jiménez es el más adulto del grupo y no le da miedo que lo digan. Se inició con apenas 11 años en su pueblo, San José de los Llanos; allí hizo su primer encuentro con el que sería el oficio de toda su vida. La trompeta fue el instrumento con el que hizo química. Su destreza para tocar este instrumento musical lo ha llevado a obtener el título de primera trompeta.

Muchos han sido los jóvenes que se han contagiado con su estilo de tocar, que a él le gusta enseñar. Su paso por orquestas tan importantes como la de Johnny Ventura, Juan Luis Guerra y Los Hermanos Rosario, le ha permitido reunir una experencia interesante en torno a las orquestas y a los diferentes estilos de tocar un buen merengue. Su mayor satisfacción de ser músico es el haber podido lograr la estabilidad económica y así sustentar a sus cinco hijos.

“En un momento pensé en retirarme de esto por el trajin que había que coger pero no pude hacerlo, en realidad uno vive esto que uno hace”, comenta “La Batea”, como se le conoce en el medio artístico. Él ha ido preparando su retiro aunque todavía no sabe hasta cuándo seguirá soplando su trompeta, por eso decidió junto a su esposa, comenzar en el negocio de las medicinas con una farmacia, ya hace un tiempo de eso y ha logrado expandir el negocio con la apertura de una segunda farmacia.

“Realmente he pensado que cuando me retire de la música puedo dedicarme a atender mis negocitos con más tranquilidad”, asegura el primer trompetista que actualmente está hace más de 13 años con Los Hermanos Rosario. Él asegura que ha vivido únicamente de la música, de su trompeta y de alegrar a la gente, pero claro, “siempre y cuando uno esté con una orquesta reconocida y que tenga presentaciones periódicas”.

Otro que tiene una experiencia rica es Ramón Aquiles Rosario apodado “Papi Rosario”. Aunque muchos no consideren musico a un güirero, él se ha tomado muy en serio su trabajo. Siendo sobrino de los hermanos Rosario estuvo desde el inicio a su lado, cuando todos tenían apenas 11 años y tocaban con instrumentos hechos por ellos mismos.

Quizás un solo año estuvo fuera de la orquesta, pero luego ha estado siempre en ella con su güira. Es padre de cinco hijos y hasta ahora los ha mantenido con sus manos. Su mayor satisfacción ha sido el poder conocer el mundo de manos de la música. Ramón no piensa abandonar su güira por mucho tiempo, aunque ya tiene unos cuantos años.

Isaías Leclerc es un joven músico de Santiago Rodríguez. En su familia la música flechó a muchos incluyendo a su hermano Miguel, mayor que él. A sus 34 años sueña con muchas cosas en torno a la música. Todo lo que es hoy día y tiene se lo ha dado la música y en específico su bajo.

Siendo pequeño era un “fiebrú” y tenía contacto con muchos instrumentos; fue así que aprendió a tocar flauta, piano y bajo. Su decisión de quedarse con el bajo sucedió un día que hacía falta un músico de este instrumento y él dijo que se quedaba tocando bajo.

Tuvo la formación principal en su pueblo aunque posteriormente salió de allá. Hoy día Isaías Leclerc es el bajista de Héctor Acosta; anteriormente fue de Los Toros Band y estuvo en otras orquestas. “Me decidí por el bajo por una necesidad, sin embargo, sin un bajo no hay fiesta”, dice sonriente el joven músico que se abre paso como arreglista.

Son muchos los temas que ya ha arreglado, uno de ellos se convirtió en merengue del año en los premios Casandra del pasado año, su título; “Como me curo”.

La bachata que tanto gustó de El Torito, “Sin perdón”, también tiene sus arreglos. Ahora trabajo como el productor musical de la propuesta de Rafely Rosario. En unos años se visualiza con su propio estudio de grabación y dedicado de lleno a esta área de la música.

Vía El Listin

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