EL VICIO DE COMPARAR E IMITAR
Ps. Diego Arbeláez -
"Ciertamente, no nos atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos con otros".
(1 Corintios 10:12)
¡Increíble! Una manera muy corriente de hacernos daño, y de hacerlo a otros, es haciendo comparaciones.
Nos perjudicamos cuando comparamos nuestra suerte y aptitudes con la de los demás, cuando sentimos esa envidia paralizante al ver la labor de otros y pensamos que sin sus recursos y valores no vale la pena seguir luchando.
Hay momentos en la vida durante los cuales nos sentimos desanimados y vacilantes. Por lo menos, el noventa por ciento de las personas del mundo sufren de complejo de inferioridad y una de las principales razones por la cual, el ser humano se siente inferior con respecto a su vida, su fisonomía, sus habilidades y destrezas se debe a que vive comparándose con héroes y heroínas del mundo irreal de la televisión.
Muchas quinceañeras consideran que "no están en nada", a menos que sus compañeros las vean con porte de reina o de actriz. Muchos quinceañeros piensan que no se puede ser otra cosa que un injerto de Silverster Stallone y Carlos Vives. Muchos padres piensan que tienen que convertirse en magnates financieros para que sus hijos lo acepten como padres.
Es un gran error vivir comparándonos con los demás. Uno es uno y no tiene por qué medirse con otros. Una persona no es superior ni inferior a otra.
Les hacemos daño a los demás cuando los comparamos desfavorablemente con otros. De hecho, con esa actitud no buscamos otra cosa que humillarlos.
Cierto padre le dijo a su hijo: Cuando Abraham Lincoln tenía tu edad, caminaba 20 kilómetros para llegar a la escuela. Y el hijo le contestó: Sí, papá. Pero cuando Abraham Lincoln tenía tu edad, ya era presidente.
Debido a esa manía de compararnos con los demás, comenzamos a imitar a esas personas y empeoramos el problema porque si tratamos de ser otra persona que no somos, destruimos nuestra personalidad y nos convertimos en un ser de segunda categoría.
Algunas personas son eco, porque reflejan a otros. Nacieron originales y morirán copias.
No trate de ser sino lo que es y procure de serlo perfectamente. Usted no puede ser sino quien es. Dios lo necesita tal como es. El Ser Supremo nos creó con un toque exclusivo y original. La imitación es una forma de suicidio. El hombre es la única creación que se resiste a ser lo que es.
Norman Vinceint Peal, dijo respecto de los Estados Unidos:
"A veces pienso que el pueblo estadounidense debería presentar al Congreso un proyecto de Ley que cambiara el símbolo nacional del águila al búfalo, porque ahora somos más semejantes a los búfalos que a las águilas.
El águila es un ave poderosa, vuela solo, se remonta a los cielos con autoridad, es el amo de todo lo que observa, es individualista y, en días pasados, se eligió entre el resto de las aves para que fuese el símbolo estadounidense. Sin embargo, el búfalo nunca esta solo, siempre corría en la manada, con el resto de los búfalos, y me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que los búfalos desaparecieron de los campos pero las águilas aun están aquí".
La lección es clara: cualquier nación que se convierta en un país de manadas deja de producir grandes figuras.
Nadie llegó a ser grande imitando. Sin duda, usted tiene una gran aptitud, no sea igual a otra persona, sea usted mismo. ¿No ha notado que todos los grandes pensadores son personas que se atrevieron a ser ellas mismas?
Por diversos que sean los temperamentos y aptitudes de los grandes hombres, todos tienen esta característica común: no se comparan con los demás; prefieren seguir su propia carrera bajo sus propias condiciones. Aprenden de otros sin caer en la imitación que anularía su personalidad.
"Nunca contrate ni ascienda a una persona porque se parezca a usted. Es una tontería duplicar sus cualidades, y una idiotez duplicar sus defectos. Haría mejor en emplear y recompensar a aquellas personas cuyos puntos de vista, aptitudes y juicios difieran radicalmente de los suyos, práctica que no es muy común, porque exige grandes dosis de humildad, tolerancia y sabiduría".
Obtenido de Macha's Log
"Ciertamente, no nos atrevemos a igualarnos o a compararnos con esos que se alaban a sí mismos. Pero ellos cometen una tontería al medirse con su propia medida y al compararse unos con otros".
(1 Corintios 10:12)
¡Increíble! Una manera muy corriente de hacernos daño, y de hacerlo a otros, es haciendo comparaciones.
Nos perjudicamos cuando comparamos nuestra suerte y aptitudes con la de los demás, cuando sentimos esa envidia paralizante al ver la labor de otros y pensamos que sin sus recursos y valores no vale la pena seguir luchando.
Hay momentos en la vida durante los cuales nos sentimos desanimados y vacilantes. Por lo menos, el noventa por ciento de las personas del mundo sufren de complejo de inferioridad y una de las principales razones por la cual, el ser humano se siente inferior con respecto a su vida, su fisonomía, sus habilidades y destrezas se debe a que vive comparándose con héroes y heroínas del mundo irreal de la televisión.
Muchas quinceañeras consideran que "no están en nada", a menos que sus compañeros las vean con porte de reina o de actriz. Muchos quinceañeros piensan que no se puede ser otra cosa que un injerto de Silverster Stallone y Carlos Vives. Muchos padres piensan que tienen que convertirse en magnates financieros para que sus hijos lo acepten como padres.
Es un gran error vivir comparándonos con los demás. Uno es uno y no tiene por qué medirse con otros. Una persona no es superior ni inferior a otra.
Les hacemos daño a los demás cuando los comparamos desfavorablemente con otros. De hecho, con esa actitud no buscamos otra cosa que humillarlos.
Cierto padre le dijo a su hijo: Cuando Abraham Lincoln tenía tu edad, caminaba 20 kilómetros para llegar a la escuela. Y el hijo le contestó: Sí, papá. Pero cuando Abraham Lincoln tenía tu edad, ya era presidente.
Debido a esa manía de compararnos con los demás, comenzamos a imitar a esas personas y empeoramos el problema porque si tratamos de ser otra persona que no somos, destruimos nuestra personalidad y nos convertimos en un ser de segunda categoría.
Algunas personas son eco, porque reflejan a otros. Nacieron originales y morirán copias.
No trate de ser sino lo que es y procure de serlo perfectamente. Usted no puede ser sino quien es. Dios lo necesita tal como es. El Ser Supremo nos creó con un toque exclusivo y original. La imitación es una forma de suicidio. El hombre es la única creación que se resiste a ser lo que es.
Norman Vinceint Peal, dijo respecto de los Estados Unidos:
"A veces pienso que el pueblo estadounidense debería presentar al Congreso un proyecto de Ley que cambiara el símbolo nacional del águila al búfalo, porque ahora somos más semejantes a los búfalos que a las águilas.
El águila es un ave poderosa, vuela solo, se remonta a los cielos con autoridad, es el amo de todo lo que observa, es individualista y, en días pasados, se eligió entre el resto de las aves para que fuese el símbolo estadounidense. Sin embargo, el búfalo nunca esta solo, siempre corría en la manada, con el resto de los búfalos, y me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que los búfalos desaparecieron de los campos pero las águilas aun están aquí".
La lección es clara: cualquier nación que se convierta en un país de manadas deja de producir grandes figuras.
Nadie llegó a ser grande imitando. Sin duda, usted tiene una gran aptitud, no sea igual a otra persona, sea usted mismo. ¿No ha notado que todos los grandes pensadores son personas que se atrevieron a ser ellas mismas?
Por diversos que sean los temperamentos y aptitudes de los grandes hombres, todos tienen esta característica común: no se comparan con los demás; prefieren seguir su propia carrera bajo sus propias condiciones. Aprenden de otros sin caer en la imitación que anularía su personalidad.
"Nunca contrate ni ascienda a una persona porque se parezca a usted. Es una tontería duplicar sus cualidades, y una idiotez duplicar sus defectos. Haría mejor en emplear y recompensar a aquellas personas cuyos puntos de vista, aptitudes y juicios difieran radicalmente de los suyos, práctica que no es muy común, porque exige grandes dosis de humildad, tolerancia y sabiduría".
Obtenido de Macha's Log
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