Nota de Tano: cuarentena

Hola amigo…

Sigues en cuarentena.

Te entretienes contando papelitos: colección de certificados a plazo, que han multiplicado tus ingresos millonarios.

Rollitos de papel, cada uno con un clip que señala su fecha de vencimiento.

Cuidado se te pasa un día y dejas de recibir los nueve dólares de los intereses. ¡Dramático!. Impensable.

Es más…imposible.

Te imagino sentado en tu escritorio adicto a tu “hobby” preferido. Mientras tu señora descansa y tus hijos volaron del nido, nada más placentero para vos que ver multiplicar tu riqueza.

No ocupas ni un centavo del monto de los “papelitos”. Recibís ingresos generosos gracias a tus bienes inmuebles.


Pero, tu pasión es contar, revisar, sumar y comprobar, que tu fortuna se multiplica cada vez que vence el papelito de mayo, o el de setiembre y su renovación automática aumenta el registro de tus bienes.

Fuiste generoso con tu metro cuadrado; te queda poco tiempo de vida. Te irás y tu familia heredará millones de colones que la verdad, ni necesita.

¿Valió la pena tu existencia?

Porque amigo… ¿cuánto diste; cuánto regalaste; a quiénes auxiliaste?

Curiosamente, hoy las gavetas de tus muebles están repletas de tus adorados certificados, pero, ni siquiera podes ir al banco más cercano a renovarlos, a retirarlos a endosarlos.

El bichito no te permite salir de casa.

Cuidado y te pica y te adelanta el viaje sin regreso, y queda esa “millonada” ahí, depositada en las bóvedas bancarias para disfrute de tu descendencia.


Y si te sale un familiar “güero” y despilfarra tu fortuna en un dos por tres. Porque ha sucedido… ¿no?

Amigo…la pura verdad, que en el ocaso de tu vida no sabes qué hacer con tanto dinero. Se te rebasaron las gavetas, los certificados a plazo vuelan sobre los escritorios.

Luces inquieto, no hallas paz, tienes sentimientos encontrados porque tu corazón te dicta que pudiste ser más generoso, abierto, caritativo, dadivoso, pero preferiste de forma egoísta, “jalar” para adentro que regalar afuera.

Esta tormenta se va a terminar y millones de personas estamos confiados, esperanzados de que se va a abrir un mundo nuevo, amistoso y solidario, donde dar, regalar, ofrecer, ayudar, le gane por goleada a la avaricia, la codicia, la mezquindad y el egoísmo.

Coronavirus: lección de vida.

Solo dando y dando y dando, hallaremos felicidad y paz.

Por Gaetano Pandolfo

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